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Aquí, el río Caima se proyecta a más de 60 metros de altura, en un espectáculo natural digno de ser contemplado, a la escucha de las aguas que corren por las rocas graníticas aprovechado por los practicantes de canyoning. Del mirador se observa, a tres dimensiones, el granito de la sierra de Freita, una roca más dura y resistente a la erosión fluvial que la generalidad de los micaxistos localizados aguas abajo. Estas rocas metamórficas ante-ordovícicas, por ser más blandas y suaves, hacen la erosión fluvial más eficaz, algo que es bien visible en el paisaje, debido al descenso topográfico que presentan.
Pero no es sólo esta erosión diferencial que explica el origen de la Frecha de la Mizarela. Se cree que el sistema de fallas que condiciona toda la sierra de Freita también ha desempeñado un papel importante para la ocurrencia de este fenómeno. En este sentido, el movimiento de los bloques asociados a la Orogenia Alpina ha contribuido significativamente al encaje del río ya la formación de este gran desnivel.
Las laderas escarpadas que circundan esta caída de agua presentan un verde exuberante, con reliquias de la vegetación primitiva de la sierra de Freita. De la Laurisilva persiste, en la base de la Frecha, el rododendro (Rhododendron ponticum subsp. Baeticum) y en los acantilados se observan los árboles representativos de la Fagossilva, con fosa para el roble-alvarinho (Quercus robur) y el roble negruz (Quercus pyrenaica) entre otras especies raras y protegidas.