El nombre no podía ser más apropiado. Al entrar es como si estuviera en su casa. La vista sobre el valle de Moldes es magnífica y el acogimiento no podría ser más familiar. La cocina es también a la antigua, con verdaderos tesoros gastronómicos, como es el bacalao en la broa (pan de maíz) o el asado en el horno, pero también la sopa seca y el postre leche crema. Siéntase, entonces, a gusto en el campo.