Geossítio 29 Gralheira d’Água
Desde la época romana…
Gralheira d’Água es un mirador situado en lo alto de una cresta de cuarcita. La cuarcita es una roca muy resistente, formada hace 475 millones de años a partir de arenas finas que se depositaron en el fondo del mar. Conserva diversas marcas de seres vivos (icnofósiles) en las que destacan las huellas cruzianas, resultado de la actividad de artrópodos como los trilobites, seres hoy extintos.
También hubo aquí una mina en época romana, conocida como el Poço dos Mouros o fojo da Gralheira d’Água, donde probablemente se extraía oro.
Desde aquí también se puede disfrutar de una vista privilegiada de la «Pedreira do Valério» y, al mismo tiempo, distinguir entre las diferentes litologías que afloran en la región y una extraordinaria panorámica de 360 grados: al noroeste se divisa Oporto, al norte Entre-os-Rios y Penafiel, al noreste Canelas y la Serra de Montemuro, al este la Serra de S. Macário y la Serra de S. Pedro do Sul y al sur la Serra da Arada y la Serra da Freita.
Gralheira d’Água forma parte de la ruta Iter Hominis Vale do Paiva.
Este geositio forma parte del itinerario C: Paiva, el valle sorprendente.
Más información sobre la Ruta de los Geoglifos .
Información Geológica
Este geositio corresponde a un relieve residual de cuarcita, remontándose el origen de estas rocas al Arenigiano – Ordovícico Inferior (hace 475 millones de años). Esta cuarcita es el resultado de la deposición de arenas finas en un medio marino poco profundo, conservando trazas de Cruziana resultantes de la actividad de los artrópodos.
El yacimiento también destaca por la presencia de un «fojo» romano, donde se realizaban extracciones de oro. La mineralización aurífera de la región de Arouca forma parte del distrito minero de Dúrico-Beirão, que se extiende a lo largo de varias decenas de kilómetros, desde Esposende hasta Castro Daire.
Las vetas auríferas se exploraban en profundidad mediante choque térmico: se encendía fuego sobre la roca durante largos periodos y luego se arrojaba sobre ella agua fría o vinagre, lo que provocaba la fractura de la roca en pequeños trozos. A continuación, se extraían los fragmentos de roca y se trituraban en morteros excavados en la roca. En el exterior de la mina hay una rudimentaria planta de lavado formada por cubas de decantación donde se separarían los materiales por gravimetría, aprovechando la alta densidad del oro.
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