La inspiración escrita en el paisaje
La infraestructura de apoyo a la observación que aquí se asienta sobre rocas de carácter «xistento», prácticamente verticalizadas, como si fueran murallas protectoras de la sierra de Freita. La abrupta vertiente norte de la sierra de Freita y el fecundo valle del Arda (donde se asienta la villa de Arouca) se extienden a su frente. La ladera norte de esta sierra preserva bien diferentes niveles de erosión, que comprueban el movimiento de desplazamiento de los bloques, que elevaron esta montaña. El valle de Arouca (conocido, geomorfológicamente, por alvéolo complejo de Arouca) está tallado sobre una roca magmática - quartzodiorito de Arouca, muy propensa a la meteorización química, y su fondo ha acumulado sedimentos resultantes de la erosión del área circundante, que aquí quedaron retenidos en gran parte debido a la dureza y resistencia a la erosión de la «Piedra Mala» (corneana, ubicada en el límite de las freguesías de Rossas y Várzea). La incisión del río Arda ocurrida al final del Cenozoico, así como la formación de los suelos fértiles que hoy conocemos, fue decisiva para la implantación del Monasterio de Arouca, así como para el desarrollo de este territorio.
Una mirada atenta sobre este paisaje nos permite identificar la región de contacto entre las rocas metamórficas referidas y el quartzodiorito de Arouca permitiendo, a distancia, hacer alguna cartografía geológica. Pero la mirada puede ser despreocupada, porque, aún así, encontrará, hacia Norte, las elevaciones del Gamarán, el valle del Paiva, la sierra de Montemuro, el encaje del valle del Duero, las serranías de la región de Valongo y las minúsculas hasta el punto Geres. A medida que va girando la mirada, verá aún, para occidente, la región litoral entre Espinho y Oporto, y, hacia oriente, se destaca el Côte do Boi, la sierra de la Arada, donde surge, prominente, el S. Macario y la sierra de Marão.